Mañana lluviosa y pesada, paraguas y bolsa de las compras en mano, el pelo y las uñas impecables.
- Buen día Don Duilio - saluda amablemente, mientras un viejo con su changuito inclina su cabeza canosa con un gesto sonriente a modo de saludo.
Se respira humedad y sobre la rambla de asfalto de la avenida se amontonan los puestos de la feria con sus vegetales y frutas de colores expuestos cuidadosamente para los clientes.
El barrio de casas bajas y veredas arboladas resiste desde los márgenes de la ciudad el avance de los edificios y las constructoras.
lunes, 8 de marzo de 2010
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